Felipe Carrillo Puerto (México), 10 jun (EFE) Abejas para dar esperanza de vida a la selva maya.
Hasta hace unos años, los apicultores de la región dependían únicamente de la cosecha de miel y del precio en el mercado medio, que en los años más difíciles no llegaba a los 30 pesos (US$1,5), según Miguel Puc Pat, un X-Cabil apicultor comunitario y presidente de un grupo de guías turísticos comunitarios.
Ante el panorama incierto y la firme convicción de seguir siendo los guardianes de las prácticas ancestrales de cuidado de las abejas meliponas, una variedad endémica de la península de Yucatán que se distingue por su ausencia de aguijón, han creado una cooperativa turística donde solo comparten rituales que cuidan el entorno del insecto
La mayoría de los turistas que visitan la región tienen acceso a los colmenares de la abeja melipona -conocida como Xunan Cab- y también a los de la abeja apis mellifera, pero solo quienes pernoctan pueden participar en ceremonias consideradas sagradas en las que no se permiten fotografías. vídeos
“Para nosotros significa mucho, en cuanto a cultivo de melipona o manejo de melipona, nos apoyó mucho en la recuperación, principalmente de la memoria de nuestro pueblo, porque al principio había mucho de esta miel, venía de ahí de la principal fuente de energía de nuestros abuelos, bisabuelos”, dice Miguel Puc.
Actualmente, el kilo de miel cuesta alrededor de 70 u 80 pesos (entre 3,5 y 4 dólares) en las zonas de producción, pero la miel de abeja melipona se cotiza a más de 1.800 pesos el kilo (alrededor de 90 dólares) porque su producción es más escasa y requiere más cuidado.
UNA ABEJA SAGRADA
Los colmenares de las abejas meliponas se distinguen por la presencia de los «jobones», que son troncos secos de madera apilados en una especie de pirámide donde las abejas construyen su colmena y tienen sólo un pequeño hueco celosamente custodiado por una abeja guardiana.
Agustina Noh Moo dedica poco tiempo al cuidado de las abejas meliponas y decidió hacerlo fascinada por la forma en que construyen su colmena y también “porque no pican” (no duelen).
“Me gusta porque no pican, sacamos la miel, cosechamos la miel, aprendemos a dividir, también nos enseñan y aprendemos poco a poco”, explica.
El papel que tiene la mujer en el proceso de recolección de la miel de melipona es muy importante porque las manos pequeñas permiten un mejor manejo a la hora de extraerla.
“Hay que lavarse las manos con hojas de chacá, luego desinfectarse las manos para quitarse la mala onda”, dice.
José Andrés Chuc Ciau, otro de los encargados de los colmenares de X-Cabil, agrega que una de las características de este tipo de abejas es la forma en que defienden la colmena cuando son amenazadas por un invasor como moscas u otros tipos de insectos. porque están dispuestos a morir para salvar a otros.
“La colmena está segura en la parte de atrás porque prácticamente la sellan ahí y el que vaya a atacar ya no puede entrar”, explicó.
Alrededor de X-Cabil existen varios apiarios de apis mellifera que funcionan de manera tradicional pero se han adaptado a las nuevas condiciones al ser puntos de interés turístico.
Para ingresar al apiario de la cooperativa que dirige Miguel Puc, hay que llegar a una posada bajo una enorme ceiba donde los turistas reciben las primeras instrucciones sobre los cuidados que deben tener y reciben trajes especiales para protegerse de las mordeduras.
La visita incluye platos tradicionales preparados en el lugar.