El repunte de los precios ha endurecido este año más de lo habitual la tradicional cuesta de enero, según ha confirmado este jueves el Instituto Nacional de Estadística (INE). La inflación aumentó en ese mes tres décimas frente al mismo periodo de 2023, hasta el 3,4%, como consecuencia del incremento del coste de la electricidad tras la modificación de la rebaja fiscal sobre la factura de la luz para pequeños consumidores —el tipo del IVA ha pasado del 5% al 10%—. En cambio, los carburantes, cuyo coste disminuyó en términos interanuales, han evitado que el índice subiera aún más.
En una comparativa mensual, el inicio de año tampoco ha sido positivo: los precios subieron una décima y media respecto a diciembre, cuando se mantuvieron estables. De esta forma, enero refleja a la perfección la retirada de algunas de las ayudas públicas por parte del Gobierno, entre las que se encuentra el IVA de la electricidad y la rebaja del Impuesto Especial sobre la Electricidad -ahora en el 2,5% frente al 0,5% de fin de año-. La única iniciativa que se mantiene intacta y con efectos en el IPC es la rebaja del IVA de los alimentos básicos, que sigue con una tasa del 0% en alimentos de primera necesidad como la leche y el pan, y del 5% en otros como el aceite o la pasta. Este descuento ha impulsado la moderación de la cesta de la compra, que sigue la senda de la normalización, con una tasa del 7,4% en enero. Es una reducción de más de la mitad desde el máximo del 16,6% alcanzado en febrero del año pasado.
María Jesús Fernández, economista senior de Funcas, detalla que el repunte de enero se debe al efecto escalón ocasionado por la semi retirada de las rebajas del IVA, y, volverá a tener el mismo efecto en abril y junio en caso de cumplirse el plan del Gobierno para normalizar los impuestos energéticos y de los alimentos. Por su parte, Miguel Cardoso, economista jefe para España de BBVA Research, considera que la cifra “está en línea con la dificultad que supondrá reducir el crecimiento de los precios en el sector servicios, sobre todo, en un entorno en el que los salarios y el empleo siguen aumentando”. A ello se suma el recelo hacia la variación del precio de petróleo a causa de la inestabilidad en el Mar Rojo.
No todo son malas noticias en materia de precios, pues la inflación subyacente -que excluye la energía y los alimentos frescos- ha caído dos décimas hasta el 3,6%. Se trata de la tasa más baja desde marzo de 2022, cuando empezó la guerra en Ucrania. Desde Funcas esperan que esta tasa siga con una tendencia descendente a lo largo del año, aunque lenta, que contrastará con los altibajos del índice general. Este seguirá reflejando efectos escalón por la volatilidad que tuvieron los precios energéticos el año pasado.
Cardoso, por su parte, advierte de que será clave ver si la variación en el precio de la energía se empieza a trasladar a los precios de los bienes industriales. Estos también podrían mostrar el impacto del aumento de las importaciones provenientes de China en ciertos sectores, como los bienes duraderos. Por lo pronto, la subida de la electricidad ya ha impactado en uno de los grupos más importantes: la vivienda, cuya tasa anual aumentó en enero 7,4 puntos, hasta el 1,5%.
Por otra parte, el mayor incremento de precios en una comparativa interanual lo registra el aceite de oliva, con una tasa del 62,9%. Le sigue el transporte de pasajeros por mar, con un incremento del 23,7% y los paquetes turísticos nacionales, con un 20,1%.
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