España busca un acuerdo sobre el presupuesto de la UE que evite el recorte del más del 30% de los fondos | Economía

Los Veintisiete han abierto la gran batalla presupuestaria previa a la ampliación de la UE. El tiempo apremia y los Estados miembros deben ampliar el marco financiero plurianual que establecerá las bases de gasto. La fórmula tendrá que hacer frente a la situación post-pandemia pero también a un nuevo contexto geopolítico, con la guerra de Rusia contra Ucrania, los desafíos de la inmigración y la subida de los tipos de interés. La discusión entre los socios que quieren más dinero nuevo para capítulos como el apoyo a Kiev, y los más frugales, que quieren redistribuir fondos ya agendados, sigue escorada. España, que preside este semestre el Consejo de la UE y negocia la fórmula, acelera para lograr un acuerdo antes de final año que evite el recorte de programas. La Comisión Europea ha advertido de que si no hay ampliación de presupuestos los proyectos pueden sufrir un tijeretazo de hasta el 30%.

Es “esencial” un acuerdo político para renovar el marco financiero que estaría vigente hasta 2027 remarca un informe de situación elaborado por la presidencia española del Consejo al que ha tenido acceso EL PAÍS. La Comisión Europea propuso un incremento de gastos de unos 100.000 millones de euros para necesidades adicionales y actualizadas, a sumar a los dos billones de euros (incluyendo el fondo de recuperación de 800 millones) del marco actual (2021-2024). Ahora, los socios negocian si se puede llegar a esa cantidad y cómo repartirla.

Encajar el puzzle no va ser fácil. España lo sabe, pero Sánchez ha llegado a Bruselas decidido a meter presión para lograr un pacto antes del 31 de diciembre. “El Gobierno de España se va a implicar para que estos dos expedientes se culminen con un acuerdo antes de acabar el año”, ha declarado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al llegar al Consejo Europeo, celebrando que esta premura esté recogida en el borrador de conclusiones de la cumbre. El líder español, además, ha vinculado esta negociación a la de las reglas fiscales, ya que, en su opinión, ambas están ligadas porque el dinero que financia a la UE sale, en buena medida, de las cuentas nacionales.

El informe de situación español, que debaten este jueves los líderes de los Estados miembros en una cumbre en Bruselas, ya advierte de que financiar la totalidad de la propuesta con fondos disponibles en el presupuesto actual, una vez deducidos los compromisos legales, implicaría un recorte de los programas de más del 30%, según datos del Ejecutivo comunitario. Es la primera vez que se concreta la amenaza de recorte, que afectaría al fondo de cohesión pero también a programas como el Erasmus+, el programa Europa digital, el programa espacial europeo o incluso la ayuda humanitaria, según Bruselas.

Es el peor de los escenarios. El comisario de programación Financiera, el austriaco Johannes Hahn, ya aseguró en verano que la UE ha gastado mucho en crisis imprevistas: covid-19, el apoyo a Ucrania, la inflación, energía. Y se han disparado los intereses del fondo de recuperación, que se financia con emisiones de deuda en los mercados. El dinero previsto para todo este año se gastó en primavera y no hay remanentes. Así que, si no hay dinero nuevo, tendrá que haber recortes.

En el corazón del debate está cuáles son las prioridades y, sobre todo, de dónde saldrán los fondos para abordarlas. Sin embargo, para cambiar el presupuesto hace falta el respaldo de todos los socios. Y tendrá que haber un equilibrio entre quienes piden que haya más fondos, los frugales y aquellos que reclaman más flexibilidad para gastar lo que hay, señalan fuentes comunitarias.

La Comisión identificó en su propuesta, en junio, Ucrania, las dimensiones internas y externas de la migración y la competitividad como principales prioridades políticas a abordar. Además, propuso ajustes técnicos para afrontar la financiación de los pagos de los costes de intereses relacionados con la deuda del Fondo de Recuperación y de los gastos administrativos de la Administración Pública Europea debido al aumento de los tipos de interés y la inflación. Y otro capítulo para reforzar los instrumentos de flexibilidad y de la reserva de solidaridad y ayuda de emergencia.

De la derrama que Bruselas cifra en 98.800 millones adicionales (65.800 millones serían nuevas contribuciones y 33.000 millones para nuevos préstamos a Ucrania garantizados por el presupuesto europeo), los Veintisiete debaten si dedicar 50.000 para apoyar a Kiev. Este es el capítulo de mayor consenso. Es, además, una fórmula que permitiría a Ucrania organizarse sabiendo con qué fondos va a contar (en lugar de hacerlo paquete por paquete como ahora) y crear una red que suponga un compromiso de seguridad de la UE con Kiev. “Todos los miembros comparten la opinión de la Comisión sobre la necesidad de garantizar que Ucrania se responsabilice de su recuperación y reconstrucción y de vincular el apoyo financiero al cumplimiento de las reformas e inversiones con vistas a su futura adhesión incluidas en un plan que preparará el Gobierno de Ucrania”, señala el informe español.

No hay tanto consenso, sin embargo para el capítulo dedicado a inmigración y gestión de fronteras (2.000 millones para flujos migratorios y 10.000 millones para acuerdos con países de de origen y tránsito y programas fuera de la UE), pese a que es un desafío político central. Los Veintisiete quieren llegar a un acuerdo antes de final de año. Sin embargo, el contexto actual, que lo hace fundamental, también influye. Sobre todo por la situación fiscal compleja —presiones inflacionarias, incertidumbre económica— y las situaciones internas. Además, si no se cierra en la presidencia española no habrá presupuesto para 2024. Y el próximo semestre será todavía más difícil porque es más corto: las elecciones europeas son en junio.

España utiliza así su influencia en el consejo para cerrar este dossier, uno de los decisivos de su presidencia. El cómo se renueve el marco presupuestario plurianual envía además un mensaje de cómo aborda la UE sus prioridades. Por ahora, no hay consenso, algunos estados miembros, quieren financiar elementos como la movilidad militar, apoyar a los socios de primera línea afectados por la guerra lanzada por Rusia contra Ucrania hace más de 600 días, o dedicar más fondos a dar apoyo contra los desastres naturales. Pero en un contexto de presupuestos nacionales cada vez más tensos, varios Estados miembros solicitan una revisión más específica y financiar parte de ella mediante redistribuciones dentro del presupuesto existente de la UE, utilizando fondos no asignados y recortando programas específicos.

“El debate sobre el marco financiero plurianual siempre es explosivo”, apunta la primera ministra Kaja Kallas en un encuentro con varios medios en Bruselas. “El mundo de hoy es distinto al que negoció el anterior marco”, añade. Estonia es uno de los países que presionan para que se incluya en ese capítulo adicional más fondos para defensa, por ejemplo. Como la presidencia española, Kajas cree que el marco debe negociarse como un paquete entero, sin separar, por ejemplo, la partida para Ucrania o la de inmigración.

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