Donald Tusk ha vuelto a la cumbre de la política polaca como primer ministro. Tan odiado como adorado en su país, el político liberal ha logrado desalojar del poder al partido ultraconservador Ley y Justicia (PiS), que este lunes ha fracasado en su intento de formar Gobierno tras las elecciones de octubre. Después de presidir el Consejo Europeo, una de las principales instituciones de la UE, y el Partido Popular Europeo (PPE), decidió volver a Varsovia para retomar el timón y emprender la misma travesía que hizo en 2007, cuando condujo a Polonia de vuelta al centro de la UE. En esta ocasión, el dirigente de 66 años aborda además la misión de desmantelar el sistema iliberal cimentado durante ocho años por su eterno rival, Jaroslaw Kaczynski, empezando por restaurar el Estado de derecho.
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