Así busca Finlandia a su próxima Nokia | Negocios

En Finlandia, como en casi todo el mundo, se sabe que invertir en ciencia mejora los empleos de una economía, le otorga flexibilidad, y aumenta el valor añadido de sus exportaciones. En Finlandia, como en casi todo el mundo, también se sabe que esos frutos no suelen materializarse en los cuatro o cinco años que, por lo general, duran los ciclos electorales. En Finlandia, a diferencia de en gran parte del mundo, eso no ha impedido que los sucesivos gobiernos hayan apostado una y otra vez por la ciencia para que el gasto en investigación y desarrollo (público y privado) represente hoy casi el 3% del PIB, el doble que en países como Italia y España.

Según Sari Multala, ministra de Ciencia en el nuevo gobierno conservador de Petteri Orpo, la razón de fondo siempre ha sido mejorar la productividad. En una entrevista con EL PAÍS durante una reciente visita a Madrid, asegura que “los conocimientos adquiridos por la ciencia sean usados por empresas para que hagan innovaciones en colaboración con las universidades”.

“En Finlandia nos dimos cuenta de que en crecimiento económico íbamos por detrás de la mayoría de los países con los que competíamos”, explica Multala, que antes de dedicarse a la política representaba a su país en las olimpiadas como regatista de vela ligera en la clase Láser. “También teníamos el desafío de ser, después de Italia, el segundo país con la población más envejecida de Europa, lo que significaba que estábamos perdiendo población en edad de trabajar”. Para Multala, la conclusión lógica de esas dos condiciones fue la necesidad de “actuar rápidamente” invirtiendo en ciencia y en educación “para activar la economía y aumentar la productividad”.

Pero en el razonamiento de Multala parece faltar algo, y es que esas dos circunstancias son igual de válidas para Italia y para España, donde la respuesta a las desventajas competitivas no ha sido precisamente colocarse a la cabeza de Europa por el porcentaje del PIB que se destina a la investigación y desarrollo. ¿Cómo lograron los finlandeses darle la vuelta a la restricción del corto plazo? “Comprendimos que la ciencia y la educación no eran solo maneras de construir las bases del crecimiento económico en el medio y largo plazo, sino que en el corto plazo también servían para mandarles una señal a las empresas, que entiendan que hay un compromiso del Gobierno que les da seguridad para acometer ellas también sus inversiones en investigación y desarrollo”, responde Multala.

Estoicismo y suerte

Para terminar de comprender su respuesta tal vez haya que apelar a la humildad característica de los finlandeses. O a su estoicismo y capacidad de crecerse en tiempos de adversidad, el otro estereotipo que circula sobre ellos en Europa (y que cuenta con una palabra propia en finlandés: susi). ¿Y la suerte habrá tenido algo que ver? Después de todo, la empresa Nokia, que durante años fue el motor de la economía finlandesa, no se dedicaba al desarrollo de microchips o de productos farmacéuticos, por nombrar a dos sectores tradicionalmente codiciados, sino a la telefonía móvil, una industria cuyo crecimiento de las últimas décadas ha sobrepasado todas las expectativas.

El crecimiento del sector, la arriesgada y exitosa apuesta por el estándar de comunicaciones GSM, y el liderazgo indiscutible de Nokia hasta la llegada del iPhone (presentado por Steve Jobs en 2007) contribuyeron a que en el año 2000 el 21% de las exportaciones finlandesas estuvieran formadas por su cartera de productos, con la marca Nokia en 4 de cada 10 teléfonos que se vendieron ese año en todo el mundo. “Por supuesto que en todo hay suerte, siempre, pero también es verdad que en los noventa ya había un ecosistema de investigación y desarrollo en Finlandia que funcionaba”, dice Multala. “Y Nokia es una de las historias de éxito que generó ese sistema”.

Desgraciadamente, la empresa también es una de las historias que explican el derrumbe finlandés tras la popularización de los teléfonos inteligentes que usaban tecnología de Google y de Apple. Según las estimaciones del Instituto de Investigación de la Economía de Finlandia (ETLA, por sus siglas en finlandés), entre 1998 y 2007 un 25% del crecimiento del PIB de Finlandia se debió a la empresa de telefonía Nokia. Su caída también tiene que haber contribuido, por tanto, al retroceso de 8,1% que en 2009 registró la economía finlandesa, según los datos del Banco Mundial.

La investigación y desarrollo aún no ha recuperado la velocidad de crucero del 3,54% del PIB que tenía en 2008 gracias al fenomenal aporte de la investigación de Nokia. Según Multala, el gobierno actual se ha propuesto reconstruir aquel esquema “haciendo que los institutos oficiales de investigación promuevan todavía más la colaboración entre empresas y universidades”. “El objetivo de estos cuatro años es que no haya tantas fronteras entre la ciencia desarrollada por las universidades y la ciencia desarrollada por el sector privado para que en 2030 la investigación y el desarrollo de los dos juntos alcancen el 4% del PIB”, dice. El último dato, según las estimaciones del Banco Mundial, es de un 2,91% para 2020. En Italia y en España, los porcentajes para ese año eran del 1,53% y 1,41% respectivamente.

Aunque con una importancia infinitamente menor, Nokia sigue activa en el sector de las telecomunicaciones, especializándose en infraestructura de redes y de telefonía, además del desarrollo de routers, luces inteligentes y televisores inteligentes, entre otros productos. En estos años Finlandia también ha desarrollado otras nokias de menor dimensión, como los responsables de la aplicación para pedir comida a domicilio Wolt; la multinacional de ascensores Kone; o Rovio, creadora del popular videojuego Angry Birds (y adquirida por la multinacional japonesa Sega este año). Para el futuro cercano, la apuesta es crecer exponencialmente en soluciones digitales para servicios de salud y empresas de energías limpias y soluciones climáticas.

“El objetivo de nuestra inversión en investigación y desarrollo es dar la posibilidad de creer a muchas empresas que aun son pequeñas y medianas para que tengan el éxito del que Nokia disfrutó en otra época”, dice Multala. “Y por supuesto, tener muchas empresas diferentes exitosas y creciendo proporciona una base mucho más segura y estable para el crecimiento del país”.

Otro sector relacionado con la investigación y el desarrollo es el de la defensa. Después de que en abril ingresara en la OTAN, Finlandia se comprometió a elevar su gasto militar hasta un 3% del PIB, por encima del 2% que se exige a los países miembros de la alianza militar. ¿Significará eso otro impulso a la ciencia finlandesa? Multala admite la relación entre ciencia y armamento, pero no cree que el ingreso en la OTAN vaya a ser un estímulo en el corto plazo. “Las inversiones van a venir más por el lado de renovación de equipamiento y en la Fuerza Aérea”, concluye.

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